LA HISTORIA DE ADRIANO MARTUFI

Santiago del Estero – La vida de Adriana Martufi es un reflejo de las dificultades y triunfos de una familia italiana que emigró a Argentina en busca de una nueva vida. Su padre, Adriano Martufi, nacido en la región de Marche, en Ascoli Piceno, Italia, fue un combatiente de la Primera Guerra Mundial, cuyas experiencias en el campo de batalla dejaron profundas marcas físicas y emocionales.

Adriano Martufi fue llamado a filas a una edad temprana para servir en la Gran Guerra, donde sufrió graves heridas que lo mantuvieron internado por más de un año en un hospital militar. «Mi padre rara vez hablaba de sus heridas, pero era imposible no notar las cicatrices que llevaba, tanto en su cuerpo como en su alma», relata Adriana, quien ha escuchado fragmentos de esta dolorosa historia a lo largo de su vida.

Después de la guerra, como muchos de sus compatriotas, Adriano buscó una nueva oportunidad lejos de una Europa devastada. En 1920, emigró a Argentina, estableciéndose en la pequeña localidad de Palacios, en la provincia de Santa Fe. Fue allí donde conoció a Angélica Farias, una joven de gran corazón y sonrisa encantadora con quien formó una familia numerosa con siete hijos, entre ellos Adriana.

La vida en Palacios fue de arduo trabajo, pero también de comunidad y solidaridad entre los inmigrantes. Sin embargo, la salud de su mujer comenzó a deteriorarse, y los médicos recomendaron un clima más seco. Esto llevó a la familia Martufi a trasladarse a Santiago del Estero en busca de un ambiente más favorable para la salud de Angélica. «Fue una decisión difícil, pero mis padres siempre pusieron la familia primero. Santiago del Estero nos recibió con los brazos abiertos, y aquí encontramos un nuevo hogar», dice Adriana.

Adriano, aunque marcado por las secuelas de la guerra, trabajó incansablemente para mantener a su familia. Su historia de sacrificio y resiliencia se convirtió en un ejemplo para sus hijos, quienes crecieron valorando tanto su herencia italiana como la nueva vida que Argentina les ofreció.

Adriana, hoy de 75 años, vive rodeada de sus hijos y nietos en Santiago del Estero. Mantiene vivos los recuerdos de su padre, un hombre que, a pesar de las dificultades, nunca perdió la esperanza ni la determinación de brindar un mejor futuro a su familia. «Mi padre siempre decía que, aunque la guerra le quitó mucho, Argentina le dio la oportunidad de reconstruir su vida. Nunca dejó de agradecer esa segunda oportunidad», comenta Adriana con orgullo.

La historia de Adriano Martufi es un testimonio de la fortaleza humana frente a la adversidad. Su vida, desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial hasta las tierras fértiles de Argentina, es un recordatorio del poder de la esperanza y la capacidad de encontrar nuevas oportunidades incluso en los momentos más oscuros.